El Cortisol

El Cortisol

El organismo humano, ante una situación donde sienta miedo o estrés, puede manifestar externamente, taquicardia, hiperventilación, sudoración y aumento de temperatura corporal; además, internamente se ha enviado una señal de amenaza al hipotálamo que provoca que las glándulas suprarrenales liberen una serie de hormonas, como son la adrenalina y el cortisol.

El cortisol es una hormona cíclica cuyo patrón sigue el ritmo del sol: se libera mayor cantidad al despertarnos para activarnos por las mañanas, decrece a lo largo del día, hasta llegar a niveles mínimos a anochecer.

Si el nivel de cortisol permanece elevado durante períodos prolongados de tiempo, pasa a comportarse como un agente tóxico, manifestándose los siguientes síntomas:

  • Físicos: alopecia, tensión ocular, opresión en el pecho, sequedad de la piel, migrañas, tics, colón irritable, problemas gastrointestinales, desarreglos en la tiroides, alteraciones del ciclo menstrual, tensión muscular, etc.

  • Psicológicos: insomnio, irritabilidad, tristeza, apatía, abulia, falta de concentración y fallos de memoria.

  • Conductuales: tiende al aislamiento, esquiva los actos sociales o se muestra inexpresivo en ellos.

Existen determinadas situaciones que suben el nivel cortisol de forma crónica:

  • Deseo de controlar todo, incluso lo que está fuera del círculo de influencia de cada uno.
  • Perfeccionismo irracional, estando eternamente insatisfecho porque nunca nada está a la altura de las expectativas.
  • Cronopatía, obsesión por aprovechar el tiempo para ser productivos y eficientes.
  • Las redes sociales como retroalimentación de validación social.
  • La multitarea, la hiperestimulación, la hiperactividad y la hiperconectividad, del mundo digital.
  • Ejercicio físico extremo y en exceso, suponiendo una amenaza para el organismo.

También existen circunstancias que bajan el nivel de cortisol:

  • Ejercicio físico moderado, a ser posible, en contacto con la naturaleza, porque se segrega, dopamina y serotonina.

  • Relaciones personales sanas que nutran, evitando rodearse de personas tóxicas.

  • Actitud positiva, relativizando las dificultades que nos presenta la vida.

  • Práctica de técnicas de relajación y meditación como Mindfulness.

  • Dieta rica en alimentos antiinflamatorios: aguacate, cúrcuma, aceite de oliva, té verde, cacao, espirulina, espinacas, pescados ricos en omega 3 y vitamina D (salmón, atún y trucha), nueces, azafrán, brócoli, etc.

Concluyendo, debemos hacer todo lo posible por mantener un nivel de cortisol constante y moderado; de lo contrario, el organismo se estresa, deteniendo el crecimiento y la regeneración celular, además de inhibir la función del sistema inmunológico, responsable de la defensa natural del cuerpo contra las infecciones, fundamentalmente, virus y bacterias.

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