Triada del Instinto
Eneagrama Triada del Instinto
Corresponde a personas de carácter visceral, reaccionan de forma impulsiva, manifestando ira ante la amenaza que afecta la supervivencia. Se relacionan con el hacer, suelen estar focalizadas en el presente; son personas poco afines al cambio, prefieren el terreno seguro y conocido, poco amantes de la aventura, se acomodan a la rutina.
La manifestación de la ira puede tener tres direcciones:
a) Hacia afuera, en el caso del 8, ellos expresan su ira.
b) Hacia adentro, en el caso del 1, ellos reprimen su ira.
c) Hacia dentro y hacia afuera, en el caso del 9, ellos niegan su ira y la expresan mediante una acción evasiva.
Su mayor miedo es que los demás le hagan daño, por lo que suele protegerse tras una coraza y vivir a la defensiva, reaccionando agresivamente cuando se siente amenazado. Tiende a intimidar por medio de su mirada y su fuerte personalidad; le gusta estar al mando de las situaciones para no someterse a la voluntad de los demás. No soporta que nadie le diga lo que tiene que hacer y la injusticia le saca de sus casillas. Al sentir que debe proteger su vulnerabilidad, considera que la mejor defensa es un buen ataque. Su aprendizaje pasa por soltar el control y aceptar su vulnerabilidad, comprendiendo que nadie puede herirle emocionalmente sin su consentimiento.
Su trauma es que se siente imperfecto porque es muy autoexigente y crítico consigo mismo; dado que nunca alcanza la perfección deseada, tiende a enfadarse y frustrarse con facilidad. Su mayor defecto es que suele estar convencido de que su forma de ver las cosas es la única verdad y su prepotencia y rigidez, le hacen creer que siempre tiene la razón, imponiendo su punto de vista sobre quienes piensan o actúan de forma diferente. Su aprendizaje consiste en transformar la ira en serenidad, aceptándose tal como es.
Su trauma es que no sabe lidiar con el enfado de quienes le rodean y tiende a infravalorarse; suele pasar inadvertido y evita tomar partido para no molestar a nadie. Le cuesta mucho decir no a los demás por temor a que alguien se enoje. Para evitar decir nada inconveniente, prefiere escuchar a manifestar su opinión, ya que considera que ésta no importa y tiende a amoldarse al pensamiento general. Se resigna con facilidad y tiende a procrastinar, dejando todo para el último momento; puede pasarse horas tirado en el sofá, regodeándose en su apatía, dejadez y pasividad. Su aprendizaje pasa por transformar su pereza en proactividad, haciéndose valer y aportando valor al mundo.